Este artículo fue escrito el 13 de noviembre del año 2007
Enviado a aporrea el mismo día y hasta donde tengo conocimiento nunca fue publicado.
Con preocupación y tristeza observo cómo desangran nuestro país con gran pasividad de las instituciones del Estado y sin avistar una solución en el corto plazo que frene la hemorragia.
No soy economista, pero tengo esa sensibilidad de pueblo que me han hecho comprender algunas malas acciones económicas del Estado, en las que el pueblo ha pagado las consecuencias.
Desde hace tiempo escuché el cuento del negocio de comerciar con el capital, los bolívares cambiados a dólares de CADIVI, estos cambiados a pesos y de nuevo convertidos en bolívares.
También he sido testigo de cómo nuestra divisa se ha venido devaluando respecto al peso colombiano que tímidamente se devalúa frente a un dólar muy débil a nivel mundial.
El mes pasado, para sufragar gastos médicos en Colombia, mi hijo utilizó mi tarjeta de crédito, entonces si comprendí la magnitud del negocio, y lo que todo el mundo sabe, y lo que sale por la prensa con la absoluta pasividad de las instituciones del Estado a quienes compete el asunto.
Sólo por sacar pesos dolarizados con la tarjeta y cambiarlos a bolívares, se podía duplicar el capital en bolívares.
La presión por divisas es tan alta, que por las mismas razones médicas (Mi nuera está en Medellín), este mes se podía más que duplicar el capital en bolívares. (Aproximadamente quinientos mil bolívares en tarjeta de crédito se transforman en unos seiscientos mil pesos que se reconvertirían en un millón y medio de bolívares).
Desde ese momento comencé a preocuparme con sinceridad, sobre este ataque capitalista que solo beneficia a factores externos por una parte y a un grupo de venezolanos por la otra.
En la acción se chupan nuestras divisas y el movimiento de capital influye en dos formas: primeramente el bolívar se debilita artificialmente y segundariamente se presiona la inflación por el aumento de la liquidez en Venezuela, ¡LA GUERRA CAPITALISTA PUES!
En la marcha por el “Sí” que hubo la semana pasada en San Cristóbal, le pregunté al Diputado Sanguino: “Diputado, ¿Qué vamos a hacer con el problema del cambio de las divisas en Colombia?” El me respondió: Ese problema lo conoce CADIVI, conoce incluso el caso de las REMESAS FRAUDULENTAS con usurpaciones de identidades, y de personas a quienes les usurpan sus cupos sin que las mismas se enteren; el caso de las REMESAS ES PEOR QUE EL DE LAS TARJETAS.
Mayor indagación sobre el problema me condujo a saber que hay personas enchufadas capaces de aglutinar “comercial” y “legalmente” un buen número de tarjetas de crédito de sus empleados sean estos de fincas o de fábricas; ¡un sueldito pues!
Hice el comentario entre mis alumnos de la Universidad abriendo un debate para despertar la conciencia sobre el problema: ¿Ustedes piensan que el país puede soportar la situación de que un millón de bolívares puedan ser transformados en dos millones y medio sólo por un movimiento del capital?
Profesor me dijo una alumna – “en Panamá un millón de bolívares se transforma en cinco millones”.
Ahora estoy enterado que el desaguadero es por todas partes en nuestras fronteras y más allá de nuestras fronteras.
Recuerdos me llegaron: la disque “Nacionalización Petrolera” de Carlos Andrés, coincidió una enorme entrada de divisas acompañada con un endeudamiento externo incomprensible, explicada con argumentos muy técnicos que en mi brutalidad definitivamente no entendí.
Para ese entonces fui testigo de dos eventos, uno, los préstamos a diestra y siniestra y sin garantías para el “desarrollo agrícola” y luego la condonación de la deuda agrícola. Los enchufados por supuesto cobraron. Camionetas, casas, fincas, aviones, Maiami, ¿Y los pendejos?
La política económica del difunto Luís Herrera, mucho más técnica y refinada, que Dios me perdone, tampoco la entendí.
En aquel entonces años 82 llegamos a ser autosuficientes en arroz, produjimos tanto que lo vendimos a Brasil más barato que el costo. Transportistas pasaron varias veces la misma carga por las Romanas. Los enchufados cobraron, y los pendejos, los pequeños productores recibieron pagos por allá en el 85 cuando Lusinchi.
El RECADI de Lusinchi control cambiario corrupto y desaguadero de riquezas. ¿Cómo se podría comparar con el actual CADIVI? ¿Cuáles serían las diferencias y coincidencias?
Con Lusinchi y con Caldera, miraba preocupado a mis amigos, vendieron cuanto tenían para vivir de los intereses, yo pensaba y les decía ¿Usted realmente piensa que esa situación se puede mantener por mucho tiempo? Después los vi quebrados, con los bancos cerrados, sin ahorros, “pelando pero de la buena”.
Todos sufrimos la crisis bancaria y no recuerdo que nadie esté preso.
Bueno compatriotas, si yo pude entender la insostenibilidad de la situación y pude enterarme de todo esto, como es que los funcionarios de CADIVI, los de Inteligencia y a quienes compete la situación, no se enteren o no hagan nada.
¿Realmente estará preocupada la oposición para financiar sus campañas?
¿Será que todo es parte de la conspiración?. o el capitalismo sigue cagado de risa
¡Patria, Socialismo o Muerte!
¡Ojalá que venzamos!
Vicente Contreras
PS. He pensado que: con sólo exigir el impuesto de salida y el sello de entrada y de salida en el pasaporte, y el recibo de cambio personalizado de la divisa para reconocer la legalidad de la deuda cambiaria, la reducción sería notable.